Artículo nº 2
Dicen los filósofos serios,
pensantes, estudiosos y de cabeza bien pertrechada, que el
conocimiento nos hace libres. Ahora deberían añadir … y
despiertos. Desde hace poco tiempo, se han tenido que inventar
términos como, el «bono basura» o «hipotecas basura», etc. para
mostrar a los humildes del mundo que, un eufemismo simple, vale más
que mil palabras, además de que sus ahorros e ilusiones, incluido el
coche, colegio de los niños y las vacaciones anuales, estaban en
manos de quien tiempo atrás trataba de convencernos con discursos
largos y tediosos no escritos por ellos, que la felicidad y el
estado de bienestar es un bien común y patrimonio de todos. Ahora
es todo lo contrario, para hablarnos de las penurias y estrecheces
económicas que nos aguardan, nos hablan de «apretarnos el cinturón»
y de los tiempos difíciles que nos tocará vivir. Sus discursos y
sus sonrisas acartonadas por la foto en primera página de cualquier
diario, es difícil de mantener. El peso abrumador de los hechos y
la mentira oculta por un puñado de votos, pesa demasiado. Dicho
ésto, deberían plantearse a mi modo de ver que, hacer los mítines
electorales en plazas y lugares más pequeños, daría la sensación
de más seguidores, pues se verían los banderines del partido más
juntos, así como un efecto de muchedumbre que es muy agradecer. Y
como colofón, todo eso habría que envolverlo en la delicada
manta de la megafonía, la cual, con mayor nitidez llegaría a todos
los rincones de la plaza incluida la tribuna de oradores, en la cual,
aquellos «candidatos» observarían mejor a sus víctimas, y así
podrían tener la feliz idea de ir a tomar su cerveza antes de
tiempo. Pues, de un modo u otro, con o sin discurso electoral, los
medios de comunicación, las redes sociales, la cocina económica y
la larga fila del viejo INEM, hará que nuestro deambular tan real
como pesimista, nos haga permanecer atentos a que «ellos», a los
que en su día definiera Lopperena, como «suplicantes» de
nuevo cuño, no puedan
negarnos...lo evidente.