miércoles, 7 de marzo de 2012

CASCOS , QUO VADIS ?



Artículo nº l


Entre las muchas prebendas, beneficios y exculpaciones de todo tipo que ostentan nuestros políticos, algunos, tienen además una segunda oportunidad, y muestra de ello es que se les admite el retorno a modo de refugio, a la tierra de la que partieron sus ancestros hace años, según ellos, en busca de un mejor servicio a la patria, pero cerca del «aparato» que les hizo ver cumplidos esos sueños tan altruistas y tan loables.

El Presidente de Asturias, no volvió en AVE, proyecto con el que tanto se llenaron la boca; y la cartera algunos... Volvió arropado por la nostalgia y el oportunismo que produce éste río revuelto, en el que nuestros paisanos se preguntan por los verdaderos motivos de tanta «morriña» política, tanta soflama nacionalista, y tanto discurso «salvapatrias». Además de desconocer con cuanto equipaje viaja nuestro presidente...

El Sr. Cascos, nos llenó de promesas imposibles y proyectos irrealizables, pero, en una sociedad desilusionada como la nuestra, estas proclamas alimentan la esperanza, que tanto se echa de menos en estos tiempos.

El Sr. Cascos, trae consigo, en bolsa aparte, algunas de las acusaciones que, como brotes de primavera, aparecen para recordarnos presuntas implicaciones y relaciones poco recomendables, como parte de ésta corrupción lacerante, sempiterna y que como una mala pesadilla, parece no acabar nunca. Pero también es cierto que los otros «señoritos» del cortijo, no le dan muchas oportunidades, mas bien ninguna, e incluso da la impresión de que en la mesa donde se juega la partida de nuestra vida diaria, ya no admiten más jugadores, quizás, porque se juega alto y desconfían del advenedizo que osa pedir juego. O quien sabe, si es porque el premio, cada vez más corto, no permite compartir las alegrías de antaño, sin menoscabo del propio reparto establecido por siempre y para siempre.

Sean unos u otros los motivos de la mudanza, lo cierto es que el Sr. Cascos, maquinista del tren del retorno, está parado en vía muerta y entre el agobio y el desconcierto propio de la situación, no sabe que opción elegir entre todas las señales recibidas, ni tampoco de qué estación parten … Como según se dice siempre, la esperanza es lo último que se pierde. Podemos esperar que nuestro maquinista se baje del tren y emprenda el regreso, para seguir viviendo en el mundo de glorias pasadas. O, que ocurra lo contrario y le suceda como a Pedro, el cual, cuando huía de Roma, se encontró con la voz afable y la mano tendida que le preguntó, Cascos , quo vadis ? … y se la vuelta.


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